viernes, 2 de agosto de 2013

Una carta antes de tiempo

El rasgo fundamental de nuestra relación ha sido siempre la distancia, decorada con la cordialidad rutinaria que nos debemos mutuamente. Permitiéndome ser honesto, me siento ajeno a ti, paralelo en muchos sentidos de mi desarrollo como individuo, desacreditándote de los honores principales, reconociendo tu valor como factor inevitable. 
Sin embargo, la ceguera por mis convicciones impulsadas por un resentimiento que se siente ya de antaño, me había impedido ver que es lo que atraviesa desde ti hacia mí, algo que resulta ser, curiosamente, una de mis más profundas cualidades. La verdadera herencia que me dejas transmitióseme silenciosamente, a través de la sangre probablemente, o de la contemplación.
Vi nuestra conexión en una instancia tan casual que resaltarla resultaría ridículo. Epifánicamente, me vi reflejado en ti, te vi siendo yo por más de un instante, de la forma más sincera e inintencional que me podría haber imaginado. 
La capacidad de traspasar los gruesos marcos dimensionales que nuestros sentidos dictan para nosotros con egoísmo, y más allá de ellos ser capaz de admirar la naturaleza de lo exótico, admitiendo su belleza y su verdad, es tu legado. He sido, desde siempre, un desentendido de los códigos que nos envuelven, porque he vislumbrado más allá.
Lo que tú me has dado, lo valoro de manera inefable. Un don que eventualmente se tornará una maldición, la médula de mi existencia como persona, la raíz de lo que los demás perciben, te lo debo. Pero no sé si deba agradecértelo o no: mi vida es mera coincidencia, así como la parte de tu alma que me tocó cargar, una serie de eventos biológicos que sólo ocurrieron y ahora me permiten ser. Pero es por ti, indiscutiblemente.

Trasciende conmigo más allá de las últimas sombras, reunámonos allá donde quizás nunca nos encontremos.

martes, 11 de junio de 2013

Una canción

Esto no viene al caso de nada en realidad. Hace unos segundos estaba un poco molesto con muchas cosas de la vida pero de pronto, muy espontáneamente empieza a sonar una canción en mi cabeza, una canción absolutamente irrelevante que debo haber escuchado como durante una semana pero luego me aburrió. Una canción con una letra que no me lleva a ninguna parte (salvo quizás un par de versos pero nada contextualizable) y una música que, si bien me gusta mucho, no me gusta tanto

Pero no es la canción en sí la que me llama a escribir, es el momento que me trae a la mente. Apenas la recordé, tuve casi una visión de un momento muy breve en mi vida: iba yo en una micro, una micro que jamás volví a tomar, a un lugar que aunque no recuerdo cuál era sé que nunca volví, pero desconozco todo el trasfondo... Sé que era en una mañana de sábado (la duración de ésas sé es discutible pero antes de las una al menos) e iba en una micro de las naranja, que no sé para dónde van tampoco ni me importa. Recuerdo que mis audífonos estaban malos y tenía que ir apretándolos. Recuerdo que iba en la parte de atrás de la micro, todos los pasajeros sentados, un negocio, un edificio, una rotonda extraña.

Por sobre todo recuerdo al yo de ese entonces. Queda poco y nada de esa entidad, nada más que una estructura original invariable pero rellenada y decorada con cosas distintas. Ahora que he escuchado la canción mínimo cinco veces para entender a qué viene, no entiendo nada, ni siquiera entiendo porque me apeteció tanto escribir esto sin siquiera esforzarme, pero hay algo en la voz de Hayley que me dice que estoy olvidando algo muy, muy importante.

¿Qué otros secretos más tengo conmigo mismo?


domingo, 2 de junio de 2013

Cariño de aire

Este cariño de aire implica libertad, no trae consigo cadenas ni compromisos, permitiríame escapar cuando gustase. Porque gustaré de, eventualmente.
De presencia carece, este cariño de aire. Debe su origen a un desesperado intento de resurreción, de abolir la maldición y purgar los cuerpos. Confía su existencia gaseosa a un acuerdo tácito, natural éste, una condición inherente al surgimiento del cariño.
Y en su inmaterialidad, carece de un principio y de un final determinados; no así el pacto que lo mantiene con vida, entonces ¿qué pasará cuando se rompa éste?

miércoles, 24 de abril de 2013

Antes de morir quiero...

...arder en la intensidad del fuego que grita ahogado, consumidor del aire de los bailarines desesperados.
...conciliar la paz con el misterio, reconocer la totalidad el enigma y aceptar las verdades vedadas de luz.
...oír el poema amorfo de belleza incomparable, en la predeterminada espontaneidad de su creación. El acto de gloria y valor que le da su nacimiento.
...ser más allá de la carne, ser a través de otros, seguir siendo cuando yo ya no sea.
...ser el pontífice de las voces destinadas a nacer no en esta tierra, sino en otra que yace en su interior.
...poder hablar más fuerte que los demonios de la soledad.

Antes de morir quiero adueñarme de mí mismo.

domingo, 21 de abril de 2013

Pasión

Se regocijaba en tímido silencio elucubrando los planos de sus construcciones imaginarias, preferiblemente cómplice de la noche aunque a veces tenía el descaro de hacerlo a la luz del día. Para sí y sólo para sí, armó un mundo de sucesos, factores y personajes perfectamente delineados para acontecer en escenarios asumidos como imposibles, pero diseñados para contrariar los malos augurios de la razón. Cada pieza la hizo encajar perfectamente en un esquema irrompible de verdades fundamentadas en teorías poco empíricas: un imaginario gaseoso que fingía solidez. El destino, siempre cruel director de las tragedias, le entregaba figuras vacías, llenas de ambigüedad, sólo para potenciar su obra obsesiva.
Mas aconteció la destrucción de su mundo en su concreción, desobediente de todas las reglas impuestas, salvaje para con el inocente arquitecto, quien ahora ha de construir otro mundo nuevo, desde las dichosas ruinas del antiguo.

domingo, 14 de abril de 2013

Nueva lectura (segunda versión)

La estipulación había sido ya designada,
previamente a la conformación
de esta institución mal delimitada,
el devenir de los episodios claves.

La predicción sucia
dictó verdades mudas
por los implicados no creídas
mas tomadas como dogmas 
por terceros ignorantes.

Aún así las respectivas verdades
ocultas en cada víctima
falaces por ellas eran vistas
a través del miedo
a la ineluctabilidad del destino.

De esta manera se postergó
repetidamente
el olvidado desenlace
yaciente mucho antes
que la historia para la que existe
en el mausoleo de los aconteceres
prohibidos.

El velo negruzco
de las almas arrepentidas,
llenas de secreto goce,
esconde el desenvolvimiento
de los sucesos.

Sumergidas quedan las corrientes
en la ceguera de los acuerdos tácitos.
Sus lenguas lamen
en la reminiscencia de sus pecados
tras las cortinas a media tarde
para no traicionarse.







jueves, 11 de abril de 2013

A propósito de

La tendencia es evitar el develar de las verdades, durmientes en la profundidad de los fragmentos del pasado, puesto que significan la anagnórisis prohibida y la precocidad del desenlace distante aún, como dignan las escrituras desechas. No obstante, en los instantes de olvido de las reglas impuestas tácitamente de yo a yo es cuando, gracias a las desgracias confluencias del destino, se imponen las epifanías. 
La más reciente de ellas, que viene constituyéndose en base a una falencia de razonamiento hace ya mucho, corresponde a la búsqueda interna desarrollada de manera inversa: la exteriorización de sus fines. El ansía de hallar la complementación en la dependencia, de generar una dualidad irrompible, sólo para volver a ver los errores de la individualidad primera, y preferir, por supuesto, la mitad del desarrollo pues ¿no constituye esto, en sí, una entereza?